vialibre 22/10/2025
La discusión en México y LATAM sobre regresar a oficinas está lejos de cerrarse. Mientras algunos sectores exigen presencialidad obligatoria, el mundo tecnológico muestra otro camino; la clave no es dónde se trabaja, sino cómo se construye confianza y resultados.
De acuerdo con el informe State of Remote Work 2023 de Buffer, el 64% de los trabajadores a nivel global eligió la modalidad remota en 2023 frente al 49% del año anterior y 71% de las empresas ya adoptaron algún tipo de esquema remoto.
En este contexto, SimpliRoute, la suite de inteligencia logística que lidera el mercado en América Latina, mantiene al 100% de sus colaboradores en un modelo híbrido flexible, con presencia en Chile, Argentina, México, Perú, Colombia y Brasil.
“En nuestra experiencia, fijar días de oficina no tiene sentido en una empresa con equipos que operan en terreno y en varios países. Apostamos por la autonomía: cada equipo decide cuándo se encuentra presencial según lo que necesita. Nuestra prioridad es acompañar a los clientes, no forzar una rutina que reste eficiencia”, afirma Javiera Lyon, COO en SimpliRoute.
Liderazgo a distancia
La compañía adoptó esquemas remotos desde hace más de cinco años. Más que diferencias en productividad, el cambio más relevante ha sido cultural. “En equipos 100% remotos se exige mucha más disciplina para documentar, coordinar de forma asincrónica y comunicar con claridad. En modelos híbridos la coordinación diaria puede ser más ágil, pero si no se cuida la equidad, aparecen dos velocidades de información. El reto es cultural, no tecnológico”, explica Lyon.
Ese giro cultural llevó a reforzar la autonomía de cada colaborador y a establecer nuevos rituales digitales. La compañía organiza reuniones globales en línea, reconocimientos abiertos en canales de Slack y encuentros presenciales estratégicos, como offsites, para mantener cohesionados a equipos dispersos.
La evolución hacia una cultura asincrónica ha obligado a centralizar decisiones en plataformas como Notion y Slack. Hoy cada persona es más responsable de sus resultados (ownership) y la colaboración se sostiene en reglas claras de comunicación.
“Antes la interacción ocurría naturalmente en la oficina. Hoy los espacios de cultura se tienen que diseñar con intención: desde un all hands hasta una reunión informal en línea. La cultura se construye en esos momentos, y es tarea de los líderes crear las condiciones para que suceda”, detalla Javiera.
Un reto regional
La experiencia de SimpliRoute muestra cómo la cultura híbrida es ya parte del ADN de las empresas tecnológicas en la región. Operar en seis países obliga a construir procesos que trascienden fronteras y horarios. Para el sector logístico, donde la operación nunca se detiene, esa capacidad de coordinación humana detrás de los algoritmos es tan crítica como la propia inteligencia artificial que optimiza las rutas.
“La cultura no se trata de oficinas o de home office. Se trata de confianza, disciplina y claridad. Esa es la verdadera infraestructura que sostiene a las empresas tecnológicas de hoy”, concluye la COO.